Sucede que los adultos en cuarentena estamos más expuestos a experimentar estrés, irritabilidad, enojo, fatiga, angustia, insomnio, síntomas físicos (dolor de cabeza, taquicardia, sudoración, etc) así como depresión y ansiedad, sobre todo, si existe una predisposición biológica y si previamente ya se experimentaban dichos problemas.
No obstante, los niños son mucho más resistentes que los adultos a los efectos psicológicos del aislamiento aunque no inmunes en su totalidad. El cambio en sus rutinas de forma abrupta y el no poder satisfacer sus necesidades básicas, propias del preescolar, como jugar, correr, saltar o trepar al aire libre así como ver a sus amigos y familiares puede provocarles estrés y tener un impacto emocional en ellos.
Sin embargo, el impacto psicológico en los niños puede estar relacionado con su temperamento y sus características personales, por ejemplo:
Los niños que son más sensibles pueden sentirse más abrumados por los diferentes estímulos a los que están expuestos en casa. Asimismo, pueden percibir con mayor facilidad la angustia emocional que se pueda estar sintiendo en casa. En consecuencia, pueden llorar con más frecuencia y tener alteraciones en el sueño como pesadillas.
Los niños con temperamento fuerte pueden tener mayor dificultad para aceptar y seguir normas e instrucciones y responder de mala forma a lo que se les solicita, lo que puede generar conflictos y alterar la dinámica familiar. Su “rebeldía” también se verá reflejada en poca tolerancia a la frustración, cambios repentinos de humor y en aburrimiento.
Es por ello que los adultos deben procurar y vigilar su salud mental y emocional con la finalidad de que en su rol de papás puedan combatir o disminuir los efectos negativos del aislamiento en sí mismos, en los niños y en el resto de la familia. De lo contrario, es importante que mamá o papá pidan ayuda a otro integrante de la familia o apoyo psicológico.
Es necesario que los papás:
- Establezcan rutinas. Una de las principales tareas consiste en establecer rutinas para brindar seguridad y estabilidad a los más pequeños. Dado que aún no hay certeza sobre cuándo se reanudarán las actividades, se sugiere que cada tanto se revise la necesidad o no de modificar las rutinas, a veces dejan de ser funcionales.
- Ser más tolerantes. Estos días pueden ser difíciles, por lo que papás e hijos pueden estar más nerviosos. Es importante que mamá y papá se muestren más tolerantes y comprensivos con los comportamientos de sus hijos. Por ello, es necesario identificar qué recursos han funcionado para manejar las situaciones de conflicto entre los hermanos, los berrinches y el seguimiento de reglas.
- Descanso. Es importante que mamá y papá disminuyan la fatiga y la irritabilidad. Por lo tanto, se sugiere hacer turnos para el cuidado de los niños y tener un tiempo para descansar o trabajar desde casa.
- Actividades en familia. Es cierto que no se puede salir pero como parte de la rutina se pueden programar actividades en familia como jugar juegos de mesa, ver películas, cocinar, bailar, hacer manualidades, etc, para que los niños sobrelleven mejor el aislamiento.
- Comprender la realidad que estamos viviendo. Se recomienda tener conciencia de los que estamos viviendo. La realidad es la que es. Debemos aceptarla y mantenernos en casa para evitar que se propague el virus. Es una acción responsable que protege a nuestra familia pero también a los de afuera.
Área de psicología