El desarrollo de la tolerancia a la frustración
Inevitablemente, se presentarán las frustraciones a lo largo de la infancia de nuestros hijos. Aunque intentemos protegerlos de algunas frustraciones, habrá otras que no podremos evitarlas, y tampoco debemos, ya que también son parte de su desarrollo emocional y enseñan cosas valiosas. Una inquietud frecuente en los padres es saber si es normal que sus hijos se frustren o se enojen, por ejemplo cuando pierden en un juego. La respuesta es sí, es normal que se enfaden cuando algo no sucede como ellos lo esperan. Sin embargo, a veces los niños van desarrollando conductas o actitudes que los lastima y que afecta la calidad de sus relaciones sociales y su adaptación.
Es importante que los padres identifiquen las causas de la frustración en los niños. Reconocer el motivo ayudará a que comprendan mejor a sus hijos. Ello requiere paciencia, cariño y un deseo de permanecer cerca de ellos para que puedan superarla y obtener un aprendizaje de la situación.
 En el desarrollo y en la adquisición de su propia independencia, los hijos experimentarán situaciones que no podrán controlar y le provocarán frustraciones. Muchas de ellas podrán evitarse pero otras no y los padres deben hacer un gran esfuerzo de no intervenir, pues una dosis de frustración fortalece emocionalmente a los niños. Las frustraciones son causadas por necesidades o impulsos no satisfechos que forman parte de su desarrollo. Por un lado, constituyen un aprendizaje, pero por otra parte demasiadas experiencias frustrantes pueden lastimar su autoestima.
La tolerancia a la frustración es la habilidad para manejar la sensación de malestar que genera la no consecución de nuestros deseos. Es una forma de mantener la estabilidad emocional frente a situaciones en que las cosas no salen como queremos. No obstante, tolerar la frustración no significa resignarse y, no hacer nada para “pelear” por lo que se desea. No, se trata de que chicos y grandes afrontemos la frustración de una manera más adaptativa, más sana.
La frustración implica la combinación de dos factores: la madurez, los bebés y los niños más pequeños no disponen todavía de las capacidades necesarias para hacerlo pero los padres van “modelándolas” poco a poco. Asimismo, el aprendizaje junto con la práctica es otro factor. La presencia de la frustración tiene un impacto crucial en la forma en que los niños se adaptan a su entorno, tienen mayor flexibilidad para lidiar con imprevistos, trabajar en equipo o aceptar las opiniones de los demás por ejemplo. De igual forma, les ayuda a entender que no siempre pueden tener el control de lo que sucede a su alrededor, por lo cual se adaptan con más facilidad a la gran mayoría de los escenarios que conforman su entorno: social, académico, personal y más adelante el laboral.
 
Evolución normal de la tolerancia a la frustración:
Bebés (0-2años). Los niños pequeños tienen escasa o nula tolerancia a la frustración, es normal y lo esperable desde un punto de vista evolutivo. Sus deseos son en realidad necesidades, sobre todo, en la etapa de bebés: recibir alimento, dormir, no sentir frío y peligro. Atender sus necesidades con cierta rapidez les genera bienestar y no hay mejor base para su desarrollo emocional que sentirse seguros y tranquilos.
Niños preescolares (3-6 años). Los niños de esta edad están descubriéndose así mismos, el lenguaje y la madurez cognoscitiva son cruciales en este proceso. Sin embargo, se dan cuenta que hay todo un mundo ahí afuera que “no es yo”, un mundo con normas. Aprenden, sí, van aprendiendo con la ayuda de los adultos y en especial de los padres, que no todo funciona en torno a ellos, que sus deseos no son satisfechos de manera inmediata y, que a veces, ni siquiera consiguen lo que quieren. En consecuencia, eso los estimula a formar parte activa para conseguir lo que desean.
Niños mayores y adultos. Lo deseable es que al crecer, niños grandes y adultos comprendamos que desear algo no implica conseguirlo, que entendamos que las cosas no salen como esperamos y que no es el “fin del mundo”.
¿Cuándo preocuparse?
El problema de tener poca o ninguna tolerancia a la frustración genera un importante descontrol emocional que puede derivar, por ejemplo, en conductas de riesgo durante la adolescencia, en ansiedad o en depresión en la etapa adulta. Existen algunas conductas y actitudes de los niños que pueden indicar que necesitan ayuda, a veces sólo con la intervención de los padres es suficiente y, en otras SI se requiere del apoyo de un especialista.
-Es impulsivo y desde hace tiempo parece estar ansioso.
-Tiene dificultades para controlar sus emociones.
-Es muy exigente y demandante.
-Evita enfrentarse a nuevos retos, por temor al fracaso o a lo incontrolable.
-Cuando no consigue lo que quiere inmediatamente llora. Hace berrinches y no puede “despegarse” de la situación que lo descontroló.
-Es poco flexible. No tolera los cambios o los imprevistos.
-Tiene poca paciencia y se aburre rápidamente. Muestra una clara molestia cuando debe esperar.
-Actitud egocéntrica. Actitud fuertemente centrada en el “yo, yo, yo”.
¿Cómo podemos ayudar a los niños a tolerar la frustración?
  • Ayudarle a identificar sus emociones.
  • ¿Cómo te sientes ahora? ¿Qué necesitas para estar menos triste?
  • Enseñarle a pedir ayuda.
  • Dejar que se equivoque. El ensayo y error, siempre y cuando no esté en riesgo su integridad, es una oportunidad de aprendizaje. Los papás deben permitir que se frustren.
  • Normalizar “el perder”. Los padres deben estimular por medio del juego la idea de que a veces se gana y otras se pierde.
  • Reforzar los pasos y no sólo las metas. Valorar el esfuerzo y las acciones para lograr un objetivo y no sólo el resultado final.
  • Enseñarle a relajarse o a que se “despegue” de la situación que lo molesta.
  • Involucrarlo en situaciones o en juegos en los que se postergue la gratificación inmediata. Es importante que comprenda que la recompensa a veces se demora, por ejemplo, al hacer fila para subirse a la resbaladilla.
  • Siendo un buen modelo. Los niños aprenden de lo que dicen y hacen los padres. Por lo tanto, es un buen momento para revisar cómo gestionamos la frustración.
 
Si tienes dudas o requieres apoyo puedes acercarte al área de psicología: diana_cruzandrade@hotmail.com
 
Psic. Diana Cruz.